SESION 1
18/02/2012
La aparición solo dura unos segundos, por fin desaparece.
Gracias a los dioses. A parte del kobold, los demás aventureros que me han
despertado son especies extrañas, después me enterare de los nombres que se
dan: trols, gnomos, elfos y humanos. Los humanos son más numerosos, y los más
inquietantes, son como nosotros pero blandos y carnosos como cervatillos. Hay
una raza más: un pobre sujeto atrapado en unas enredaderas, halfins es la raza
del pobre individuo de nombre Danel Helsin. Al parecer toda la gente que pulula
por esta construcción ha entrado aquí para coger cosas. Todos tienen “permisos
de saqueo” escritos en papel, curiosa costumbre esta de escribir. Por lo menos
algunos de ellos hablan mi lengua, es un alivio. Hasta el kobold habla un
idioma extraño, parece que mientras dormía el idioma kobold ha cambiado sustancialmente.
Mientras cotilleo esta habitación, a la que llaman “cocina”,
el grupo investiga las pertenencias de Danel. Este poseía cristales para
guardar información, como mi gente. Pero en vez de sintonizarse con el cristal,
graban los recuerdos mediante un aparato. Puedo sentir los cristales, pero
están en idioma extraño, así que no puedo ayudar a mis nuevos amigos,
aparentemente incapaces de emplear el aparato.
Pasamos de nuevo a otra sala. Este edificio es extraño, las
puertas son un mar de oscuridad y niebla; al entrar en ellas apareces por otra
puerta similar en otro lugar. La nueva habitación es un embaldosado en color
negro y blanco un friso de grabados adorna las paredes y un mural de un dragón
hace lo propio en el techo. Una fuente mana en el centro de la sala, repleta de
cuerpos, esqueletos y sangre. En el otro extremo hay un carromato de madera. De
nuevo los cadáveres parecen cobrar movimiento ante nuestra presencia. Al huir
por la puerta por la que hemos entrado, aparezco en la misma sala pero por otra
puerta. Miro al grupo, y para mi sorpresa, entran también por la puerta para
aparecer a mi lado. No dudan, su líder (el trol) les da órdenes en su extraño
idioma. No le entiendo, pero queda clara su intención, forman un círculo
protector. De nuevo en el combate, con camaradas, codo con codo, como en los
viejos tiempos con la Guardia de Jade. Todos sabemos lo que hay que hacer, y
cumplimos como héroes. El gnomo me apoya, gracias a su pericia uno de los
cadáveres me ofrece un blanco vulnerable, y no dudo. Es agradable volver a
estar en hermandad, me gusta este grupo. Gracias a su valor y al brillante
liderazgo del trol pronto los cadáveres que nos superaban en número quedan
reducidos. Estamos ganando, quedan pocos,… y de nuevo el monstruo terrible.
Esta vez no llega a centrar su atención en nosotros. Parece perdido, confuso,
víctima de su condición. Desaparece pocos segundos después, pero los cadáveres
ganan fuerza por su aparición. Aun así vencemos.
Uno de los humanos ha hecho gala de unos talentos
increíbles, difuminándose para aparecer detrás de su adversario, moviéndose con
una velocidad inhumana. Sus compañeros están tan sorprendidos como yo, y al
despachar al último lo interrogan, él parece confesarles algo y para
reafirmarse en su postura saca una copa de cristal en la que sirve sangre que
bebe. Más tarde me explicaran que es un vampiro y que no lo sabían hasta ese
momento. Otros recogen objetos del carromato, dicen que es suyo.
Como no entiendo lo que se dicen, sigo desentrañando los
conocimientos de los cristales del halflin. Hay líneas formado complicados
dibujos geométricos, me explican que es magia. Al parecer la gente ya no usa su
espíritu para contener la energía mística, sino que la canalizan mediante
símbolos y patrones, mucho más seguro. Ahora todos lo hacen así, me dicen.
Recuerdo a mi padre, el se habría interesado mucho por el tema, seguramente
habría entendido todo esto. Magia,… antigua y rara; sigue sin interesarme, pero
ahora me produce nostalgia.
Unos sanan a los heridos, otros recogen material de la
carreta. Al terminar, apartan uno de los cadáveres que hemos abatido. Dicen que
es el cadáver de un compañero suyo que transportaban en la carreta. Parece que
lo apreciaban, pese a que el monstruo podría reaparecer en cualquier momento,
dedican tiempo a quemarlo y llevarse las cenizas. Gente noble. Mientras arde,
no puedo evitar sentir que estoy ocupando un hueco que él dejo, que pensamiento
más tonto.
La siguiente sala está iluminada por vetas refulgentes,
varios grandes muebles contienen cientos de pesados tomos de ese papel escrito;
“libros” es la nueva palabra que aprendo. Parece que los libros despiertan su
interés, casi diría que cierta codicia. Acompaño al humano joven, el que me
saco del trance con su mente. Pronto descubrimos que el dueño de los libros
contaba con el interés que sus conocimientos despertarían. Cuando el pobre
compañero toca la puerta de cristal de la estantería, su color cambia,
palidece, suelta un pequeño gemido mientras se derrumba. Mientras sus colegas corren
para ayudarme a socorrerle veo por el rabillo del ojo como su reflejo en el
cristal continua como si el aun estuviera enfrente, marchitándose hasta
desaparecer. Parte de su vida es absorbida por la estantería. Siento un
escalofrío, quizá por la impresión, quizá porque la temperatura ha bajado
varios grados de golpe.
No sé cómo es posible que haya “nicromantes” (seo lo que sea
un “nicromante”) si le tienden semejante ayuda a los aprendices que quieren
seguir sus pasos. Por suerte para el muchacho, uno de sus compañeros parece ser
un gran sanador. Extraño a Guijarro…
Llevo al joven, aun debilitado, en brazos. Son tan ligeros y
frágiles, me invade una cierta culpa por no haber podido hacer nada pese a
estar cerca y un sentimiento protector. Deseo proteger a mis nuevos amigos,
cuando llego donde el sillón recapacito y lo dejo sobre la alfombra, quien sabe
si los sillones de los “nicromantes” serán tan inocuos como sus estanterías.
Previo saqueo en sacos de todos los libros que podemos, obviamente de otras
estanterías, cambiamos de sala.
El nuevo sitio está lleno de estantes, repletos de
artilugios, y en el centro de la sala varios muertos, de nuevo
desagradablemente poco quietos para lo que los cadáveres decentes acostumbran.
Y otra vez el monstruo aparece, entre nosotros y los ocupantes de la sala, que
parecen tan aterrados como nosotros. Arañan las paredes, intentando cavar una
salida. Esta vez nos mira, nos aterra, y mediante algún maligno y macabro poder
nos inmoviliza, varios de nosotros nos quedamos convertidos en estatuas. En mi
caso no por primera vez, aunque en esta ocasión no duermo, mi aterrada mente
queda prisionera en un cuerpo congelado. Gracias a los dioses el bicho se
disipa antes de llegar a nosotros. De nuevo he fracasado, no he podido proteger
ni siquiera al joven muchacho como me había propuesto en la sala anterior.
Algunos parecen sobreponerse a este poder, los vemos recobrar el movimiento.
Nos cubren con mantas y alfombras para evitar que los jodidos zombies que aun
deambulan por la sala nos vean, mueven a sus compañeros y lo intentan conmigo,
aunque parece que mi densidad juega en mi contra. Finalmente nos recuperamos.
El trance nos ha marcado, algunos se han quedado pálidos y
chupados, otros nos hemos llenado de cicatrices, grietas en mi caso. Es mi
primera cicatriz de guerra. Como decía mi antiguo líder, la llevare con orgullo
y me recordara para siempre que no soy imbatible y que hay que mejorar.
De nuevo otra puerta… ¿Terminara alguna vez esta mansión del
terror? Por fin la sala donde comienza a mejorar nuestra situación. Es un lugar
de trabajo, un taller lleno de aparatos, herramientas, componentes,… y un una
gran figura, un golem. El kobold muéstrala iniciativa propia de los de su raza
y se acerca a él, comienza a hablarle y aunque los demás no oímos nada parece
que le responde, mantienen una conversación. Finalmente todos hablaremos con el
golem.
Parece que mis compañeros obtienen información valiosa, yo
comprendo solo algunas partes. Este grupo anda metido en muchos fregados.
Parece ser que:
Ursek el orco, era el dueño original de la casa. Un
nigromante, (así se dice, con gr) y un coleccionista de arte, que me tenía en
su colección de estatuas.
Zagor Gabrel, otro nigromante, con el que tenia rivalidad le
reto a duelo, lo derroto, y el jefe de ambos, al que llaman liche, que por lo
que les entiendo debe ser algo así como el alcalde de la ciudad de los
nigromantes, le dio permiso para quedarse con su casa y sus cosas. Esto incluye
al propio golem, que al parecer era un préstamo del liche al tal Ursek.
El señor del golem, Zagor, está haciendo un experimento en
estos momentos. Según el golem lleva 6 horas en ello, según mis amigos 600
años.
El golem nos dice que deberíamos esperar las cinco horas que
faltan de experimento, pero parece que el grupo no dispone de los quizá cinco
siglos que aún faltan.
Al enseñarle el gnomo el aparato de leer cristales, su
actitud cambia. El aparato parece obra de los propios maestros de su señor, y
sería como una llave para abrir “la cúpula” que es donde su señor se encuentra
aislado. Así que se marcha a avisarle e interrumpir el proceso.
Un rato después regresa, acompañado de su señor. Hay asuntos
que discutir. Al pasar tanto tiempo, la casa se dio por abandonada por los de
fuera y eso justifica que mandaran expediciones, pero al parecer el tal Zagor
no pidió la excedencia para el experimento, por lo tanto “los permisos de
expropiación” son solo tangencialmente legales. Y aunque justifican el saqueo,
él les advierte de que es mejor que acepten una invitación a cenar y le
devuelvan sus libros. Así conoceremos a otros saqueadores (una semi-elfa
llamada Noana Valus y varios mercenarios) que son los únicos supervivientes las
expediciones que han entrado cada varias décadas (desde fuera de la casa) pero
que hemos vagado simultáneamente por dentro de la misma.
Por fin, las explicaciones: el bicho del terror, llamado
caminante sombrío, es el resultado de un ritual antinatural, robado a los cinco
primeros nigromantes en tiempos lejanos. El ritual se pensaba que daba la
inmortalidad, pero el resultado es algo así como un elemental de muerte, que
debiera disiparse, salvo que consiga asentarse en el mundo, como ha sido el
caso. Esta entidad ha sido creada a traición por su compañero de la casa y
ayudante Vorsel (actualmente la mente confusa y atrapada dentro del bicho,
junto con la de Ursek cuyas cenizas se usaron para el rito). Estaba ayudado por
un tal Sadeon, que es un nigromante que esta fuera, en la corte del liche. Es
un ritual prohibido por el liche y duramente castigado. Al parecer Sadeon y sus
enemigas políticas en la corte del liche, las droanas, estaban interesados en
recuperar el material empleado. Uno para borrar sus huellas, las otras para
acusarlo de violar la ley.
Al salir de la cúpula Zagor ha podido contener a la entidad
en una de las salas, con ello las puertas han vuelto a ser puertas en vez de
vórtices. Y se ha terminado con el aura nigromántica que levantaba los muertos.
Esta solución es temporal y solo será viable mientras haya más cristales
mágicos para alimentar la contención. La entidad es tan terrible que ni el
propio liche podría enfrentarse a ella con garantías de sobrevivir, si escapa
de la casa se dedicaría a vagar absorbiendo vida, dejando hasta medio
continente arrasado.
De nuevo comunicado con el exterior, la verdad ha sido
expuesta por Zagor al liche, aunque Sadeon ha sabido desviar todas las culpas a
Vorsel. El liche ha cancelado el proyecto mágico en el que trabajaban mis
amigos y va a destinar todo el cristal mágico del mismo a contener a la entidad
durante dos años. Aunque su entrenamiento queda interrumpido, su participación
en estos sucesos nos da a todos cierto reconocimiento en la ciudad y libera a
mis amigos de sus obligaciones.
* * * Y TRAS LA TORMETA VIENE LA CALMA * * *
Por fin fuera de la casa, contemplo Cordinca, la ciudad de
la muerte. Cientos de edificios encajados en una gigantesca gruta. Pasare
varios días integrándome en este nuevo mundo, lleno de gentes y maravillas.
El joven humano, Erik, me ha puesto al día de la historia
reciente, la guerra con la diosa blanca, la alianza desesperada de varios
grupos políticos, y un sinfín de conocimientos. Ya chapurreo orco y humano, las
dos lenguas más comunes. Y Blink el gnomo se ha disculpado porque su familia
pulverizaba la roca madre donde dormía mi gente para obtener mana. Al parecer
todas las razas consideraron a los nuestros una rareza elemental dentro de las
grandes rocas y no vieron que estábamos vivos, o no les importo. Mi especie ha
sido pulverizada para obtener mana. De momento me obligo a no pensar en ello y
centrarme en las nuevas maravillas del mundo. En algún momento habré de
quedarme sola para llorar, romper cosas y gritar.
Mis nuevos compañeros me han dicho que ellos conocieron a
dos de mi especie. Una viajo con ellos a otro plano a hacer quien sabe qué y a
una reputada matriarca que murió cerca de ellos en un viaje. Es terrible ya que
era de los más antiguos y sabios de los nuestros. Pero al menos no murió
dormida, sino haciendo algo útil.
Me han aceptado como una de ellos, y voy a participar en sus
viajes, que además les harán pasar por el imperio del fuego donde los otros
obsidian despiertos se están reuniendo. Tengo la esperanza de que algunos
conocidos quizá estén vivos.
Primer choque cultural con mi nuevo clan. No tienen un
vínculo espiritual entre ellos, y no me extraña, ya que se han aliado sin poner
unas normas y objetivos comunes, están muy unidos pero parece que mas por
necesidad de sobrevivir que con interés para hacer algo. Algunos afirman que
todos ellos fueron elegidos por gente sabia para un gran destino superior, pero
desconocen cuál es, otros ni siquiera lo creen. Para colmo, no han fijado ni el
más leve código de conducta, cuando hablo sobre el tema unos me hablan de su
destino superior, otros dicen que están aquí para hacer una labor aunque a
veces haya que recurrir a medios dudosos,…
Como aun no conozco la idiosincrasia de esta época, voy a
hacer por ver lo bueno de su unión y omitir su relativismo moral, al fin y al
cabo esta época es una era de guerra total. Su líder por el contrario esta
fundando un movimiento para remarcar el valor y ciertas virtudes encaminadas a
una evolución espiritual. No soy una persona religiosa, pero si he de poner mi
lealtad en algún sitio la “llama de plata” parece menos turbia que “los
perdidos”.
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