SESION 3
28/04/2012
Ha llegado a manos de los
perdidos una carta de su antiguo líder. En ella les cuenta las visiones
onírico-apocalipticas que tuvo cuando durmió en la “máquina de morg” (Morg
dice…).
No me queda claro si la maquina
es un constructo, un plano astral en sí mismo o que. El tal Morg es quien trajo
a los humanos a este grupo de continentes, salvándolos de algún tipo de
desgracia cataclismica, aunque él se quedo atrás. Algunos imitaron su
conocimiento e ideas y se asentaron en unas montañas a las que actualmente
llaman “la fábrica de dioses”.
No consigo entenderles, viajan
por planos astrales, hablan con seres casi divinos, trabajaron para el liche,…
y ahora siguen con su ronda de despedidas de personas irrelevantes o relevantes
pero que les maltratan e insultan. Me retiro a estudiar un libro con el dichoso
Tamarlin. Sería fantástico ir a ese plano de las nieblas, a donde el Liche no
tiene huevos de volver, partir unos huesos y luego regresar triunfal y más
sabia. Aunque si eso ocurriera… ¿me daría a mi también por ignorar cartas
claramente importantes de mis ex compañeros e ir a jugar a tomar el té con
gentuza que me quiere ver muerta? Empiezo a entender porque Arcasandar no se
moleta en seguir a sus amagos de asesinos… ¡Que época esta!
El Kobold me saca de mi
aletargamiento para que le mueva una losa que da acceso al túnel por el que nos
llega el agua, según él alguien nos está envenenando con alquimia. Me uno a su
expedición para encontrar el origen del agua que bebemos. Con una antorcha en
la mano, un kobold encima y un palo para tantear el suelo (cuando eres densa
como la piedra pero necesitas respirar, el agua puede ser muy peligrosa) nos
internamos en el túnel. Tras un buen rato caminando, cientos de lanzas emergen
del suelo. Gracias a una relativamente ágil esquiva y mi piel de piedra, libro,
quedando rodeada al milímetro por las lanzas, el kobold en un alarde de
impaciencia no espera a que la trampa vuelva a esconderse y salta a una pared
de donde emerge otra ristra de lanzas que lo atraviesan por varios puntos.
SPOILER. Cojo a mi pequeño amigo y me lo
llevo corriendo hacia la salida, intentando presionar su herida para que no se
desangre. Por suerte un medico vive cerca de la casa del gnomo, no solo cose al
kobold sino que también me explica un poco de su arte. Porque lo tengo claro,
aquí hace falta una mente de piedra con las cosas claras, que entienda que eso
de la nigromancia y demonología no trae nada bueno y que la sanación es una
ciencia mucho más útil.
Pasare la tarde llevando cubos de
agua desde el mar hasta la casa, no quiero beber esa agua contaminada con
alquimia. Y el resto del tiempo dando palique al kobold para intentar
comprender como hablan ahora su idioma.
Al día siguiente, el trol y el gnomo
vuelven en casa en un penoso estado, pero parece que su vestuario desgarrado y
su cuelgue mental no son fruto de una tarde de fiesta y drogas sino de un
ataque de varios mercenarios, uno de ellos mentalista.
Esa tarde me uno al primer plan
al que veo sentido desde que desperté: consultar a las mujeres sabias
(videntes) que viven en una aguja de piedra en el mar. Supongo que serán las
chamanes de esta época. Es increíble, la última de ellas nos está esperando con
unos pergaminos escritos siglos atrás para nosotros, hay incluso uno claramente
para mí, ya que es una mancha de tinta que solo yo podría descifrar, dibujada
conforme a la manera de pensar de mi mente:
SPOILER
Lo que pone en mi mensaje y las
palabras que hablo con la vidente (SPOILER) me conmueven, algo se
empieza a gestar en mi interior. Ahora soy consciente de la corrupción que
asola el mundo, no la corrupción cotidiana sino esa entidad que va a
engullirnos si no se toman medidas drásticas. Cuando la vidente dice: “se
acabo, el bebe tendrá que aprender a caminar por sí solo”, tomo conciencia de
lo turbulento de esta época, del cambio y la batalla que se aproxima.
De vuelta en la casa, no tarda en
ceñirse el peligro sobre nosotros. Erik recibe la visita de uno de los
banqueros del kaos con los que trata, le avisa de que los mercenarios que
asaltaron al troll y al gnomo, eran solo la avanzadilla, hay veinte mercenarios
de elite ciñéndose sobre la casa, al parecer el gnomo tiene algo que ellos
quieren.
Arrojo el cofre con los diamantes
y monedas por la ventana esperando llamar la atención de transeúntes y hacer
algo de revuelo que estorbe a nuestros atacantes y levanto la losa del agua,
por fin nuestra estancia en Cordinca toca su fin.
Tras un día, adquiriendo
mercancías básicas y reuniéndonos (algunos se separaron del grupo principal),
por fin abandonamos la ciudad.
Poco antes de llegar a la
fortaleza de La Mortaja, una de las muchas que guardan la salida del valle, la
alegría de estar al fin al aire libre y no en una ciudad-cueva se trunca. Hago
un terrible descubrimiento que me asola. ¡Las montañas no contienen roca madre
en su interior! Horrorizada se lo explico al resto de grupo y ellos me ponen al
día de siglos de explotación mágica: construcciones geománticas, catedrales del
hielo para la diosa blanca, minado de cristales de mana,… Hay un sinfín de
posibles consecuencias de este proceso, pero la más importante e inmediata me
asalta: nosotros usamos la roca madre para crear objetos y utensilios,
conservar muestras, transmitir recuerdos,… y para reproducirnos. Mi pueblo está
condenado, tanto como cultura como especie. Es posible que nunca pueda tener
hijos.
Tras una noche en la mortaja
partimos hacia las montañas, tardaremos varios días en comenzar el ascenso por
los caminos montañosos. Finalmente llegaremos a un pequeño asentamiento de
montañeses, unas cabañas en torno a un antiguo Dolmen de piedra. Una roca
milenaria que, cuando me enlazo a ella, me transmite imágenes de antiguos
rituales, sacrificios de sangre que le fueron realizados en otra época remota.
¿Conocerán los huraños habitantes del lugar el uso para el que fue diseñada la
piedra que adorna su plaza o esas magias estarán perdidas en el olvido del
pasado? Hacen noche cerca de nosotros la caravana de mercancías a la que hemos
adelantado por la tarde. Sus carromatos están hechos de madera fósil, una precaución
innecesaria solo para transportar carne de cabra. Obviamente se dedican a algo
turbio. Pero siendo que transportan desde y hacia Cordinca, ¿quién podría
esperar algo bueno de ellos?
Desde esta noche La corrupción
será llamada en mis crónicas como “el Enemigo”. En torno a la hoguera coincido
de guardia con Erik, me habla de esta entidad: SPOILER.
Ellos ya han descubierto cosas de este
enemigo: SPOILER.
Yo le hablo a Erik de la Guardia
de Jade y de nuestros espíritus guía. Y de mi determinación a luchar contra
este mal que corrompe el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario